Esta es la Catedral de la ciudad, una ciudad muy bella, de muchos colores. Y la foto de abajo es la que tomé del Hotel Roma. Fue muy emotivo estar allí, y poder entrar en el edificio fue algo mágico. Era un día domingo que paseamos por ese lugar y sabíamos que estaba completamente vacío pero igual toqué todos los timbres que habían y después de un rato bajó una viejita linda linda y nos abrió, no sé cómo le entendimos ni cómo nos entendió pero nos dejó entrar, a mi mamá le afloró el alemán y palabra por palabra algo se logró comunicar. Subimos las escaleras, fuimos donde vivía la viejita, y respiramos donde había nacido mi abuelo. Al día siguiente volvimos para hablar con el director del lugar, que era como una especie de escuela de turismo, para que nos dejara recorrer el lugar, ir al subterráneo, etc...pero lo que sucedió fue que el director famoso no nos dejó, nos trató pésimo y nos hechó. Luego el portero de ahí, a quien le habíamos contado que el padre de mi madre había nacido ahí, nos dijo : tiene miedo que le quiten el lugar....fue ahí donde me quedó claro que debemos intentar recuperar el lugar.
En fin, a pesar de todos los sufrimientos que vivió mi abuelo, fue capaz de crear cosas maravillosas como el Instituto de Rehabilitación Infantil, más bien conocido como la Teletón. Fue uno de los fundadores y uno de los más grandes trabajadores que tuvo el instituto. Cuando estuvo en sus manos las cosas eran de calidad, viajaba todos los años a Alemania y a Europa en busca de financiamiento para los niños, trajo equipos, autos, sillas de rueda y una infinidad de cosas para la institución. Dio su vida por los discapacitados, hasta que le dijieron que no trabajara más y ahí fue el principio del fin, le cortaron sus alas, lo olvidaron. Lo que me deja tranquila es que los años que yo trabajé en el instituto de Valparaíso él era recordado por los funcionarios con mucho amor. Un gran hombre, un ejemplo para la raza humana de amor, humildad y entrega por los desvalidos.